Un escalofrío te recorre la columna vertebral al entrar en la habitación. Mirando a tu alrededor con nerviosismo, sientes los fríos y vacilantes haces de luz, que se mezclan relucientes a través de una ventana rota, proyectando sombras misteriosas en las paredes.
Al caminar hacia adelante, no puedes dejar de sentir que alguien te está observando.Miras a tu alrededor y no ves nada, salvo algunos muebles antiguos. Ahogas un gemido nervioso y continúas hacia las oscuras entrañas de la habitación… El temblor de la estancia y el eco de una lastimera risa te informa que has perturbado al fantasma… ¿Puedes escapar antes de que el viejo reloj marque la medianoche? Tic, tac, tic, tac… |